LA VIDA ES SAGRADA
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, Dios nos presenta permanentemente la vida. Él es el autor y el gran defensor de la misma. Cuando la raza humana cayó en pecado, muriendo espiritualmente, Dios mismo proveyó un plan de Salvación, para proporcionar “vida, y para que la tengan en abundancia”.
En la actualidad, la realidad que vivimos es que se ha minimizado el valor de la vida. Se juega con ella desde distintos ámbitos de la sociedad, y es responsabilidad de todos, desde el Estado hasta el último habitante de nuestro país, la preservación de la misma como don Divino.
Con más razón la Iglesia, como Cuerpo de Cristo debe levantar esta bandera y desterrar la cultura de la muerte hasta una victoria total, en concordancia con nuestro Señor Jesucristo, quien vino “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”.
Entonces, desde la defensa de la niñez, hasta la lucha contra el abandono de la ancianidad, pasando por la inseguridad, los accidentes y la explotación indebida. Desde la tarea con los adictos, hasta la lucha en contra de la despenalización de la droga. Desde la contención y protección de las madres niñas y adolescentes, hasta la lucha contra el aborto. Desde el cuidado del medio ambiente, hasta la lucha contra la indiscriminada utilización de los recursos de la naturaleza. Desde la asistencia responsable a quienes realizan tratamientos de fertilización asistida, hasta la lucha contra la manipulación indiscriminada de los embriones. Desde todos los ámbitos, es nuestro compromiso asumido, ponernos codo a codo en la defensa legítima de aquello tan sublime que es la esencia de Dios mismo, LA VIDA.
Desde ACIERA nos hemos propuesto como parte importante de la agenda para el año 2011: LA PROTECCIÓN DE LA VIDA, porque LA VIDA ES SAGRADA.
Destacamos también que la experiencia en los países que estas prácticas de muerte se encuentran despenalizadas no es la disminución de casos sino por el contrario las estadísticas demuestran un aumento de estas situaciones.
La Declaración Universal de Derechos humanos desde su preámbulo considera como base el derecho igual e inalienable de todos los miembros de la familia humana, y en su artículo tercero expresa “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”, afirmando en el art. 7º: “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley”. El art. 8 habla del derecho a un recurso efectivo ante tribunales competentes y el art. 25 aclara que “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”.
Se trata de poner en alto los principios que dignifican a las personas, a las familias y a la sociedad toda, por lo tanto, contribuyen a una patria justa, libre y soberana, el DERECHO HUMANO A LA VIDA.
Una vez más exhortamos al liderazgo a incorporar este tema como central en este año, dada la importancia que tiene y que se encuentra avanzado en el Congreso de la Nación el proyecto de ley que promueve la legalización del aborto, tema este que nos debiera movilizar a todos desde las fibras más sensibles de nuestros corazones.
En este orden de cosas, se está desarrollando un programa de acciones para el transcurso de este año, que conformará una campaña a favor de la vida, a la cual entendemos que cada pastor, líder u obrero debería sumarse desde el lugar que se encuentre a fin de inundar la Argentina de propuestas pro-vida.
Cada comunicación en este sentido no será en vano. Acerquémonos unidos al Trono de la Gracia en oración por la vida, y transmitamos en el ámbito de influencia en el que nos encontremos la VIDA que Cristo quiere proporcionar hasta el último rincón de nuestra Bendita Argentina.
En un año electoral, reflexionemos profundamente, teniendo muy en cuenta esta agenda, a la hora de decidir el voto.
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras... No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos” (Salmos 139:13-16).
Pr. Rubén Proietti
Presidente de ACIERA
