MENTIRAS Y VERDADES SOBRE EL ABORTO

Preparémonos para la batalla que viene.

"Tu creastes mis entrañas, me formastes en el vientre de mi madre" (Salmo 139:13)

Hay muchos argumentos que se difunden insistentemente, que buscan la legalización del aborto a través de mentiras y eufemismos. A continuación analizamos algunos de ellos.


Mentira N° 1: La posición contraria al aborto se explica solo por prejuicios religiosos.


La verdad: El aborto es un problema profundamente humano, que no divide a la sociedad entre religiosos y no religiosos, sino entre defensores de la vida y propagadores de la muerte. Es absurdo sostener que solo quien tiene fe es partidario de penalizar el aborto. El tema del aborto involucra aspectos éticos universales y naturales que trascienden toda visión teológica particular. La defensa de la vida no es una cuestión de religión, sino de humanidad y de respeto a los valores esenciales de la persona.


Mentira N° 2: Si existen leyes que no se respetan, es mejor derogarlas, pues sino el Estado de derecho es burlado.


La verdad: Como la ley del aborto es transgredida con frecuencia, algunos piensan que pierde poder coactivo, y que debe desaparecer por haber sido desvirtuada en los hechos. Este es un razonamiento errado, pues el hecho de que existan muchos robos no quiere decir que haya que eliminarlo como delito. El sistema de controlar podrá ser más o menos efectivo, pero de la frecuencia de la trasgresión no puede deducirse la inutilidad de las disposiciones. De hecho, si la ley no existiera, lo cierto y seguro es que habrían más abortos, como ha ocurrido en los países que lo despenalizaron, donde por cierto nunca se disminuyó la clandestinidad.


Mentira N° 3: Debe respetarse el derecho a la igualdad y a la seguridad, de forma que todas las mujeres puedan acceder sin excepción a un aborto seguro.


La verdad: En la discusión parlamentaria se reivindicó el derecho a que todas las mujeres, prescindiendo de su situación económica, puedan abortar en las mismas condiciones de higiene y en forma segura. Eso supone reivindicar el derecho a que todas las mujeres puedan contar con igualdad de "instrumentos seguros" para matar a sus hijos o hijas.


No parece razonable reivindicar la igualdad con el fin de abortar o destruir vidas humanas. El valor de la igualdad, que por cierto es importante, jamás podrá priorizarse sobre el valor de la vida humana. ¿Qué sería de nuestra sociedad, si invocando razones de desigualdad económica unos pudieran matar a otros para lograr la equiparación?


Mentira N° 4: El derecho de abortar es una garantía para la libertad sexual (reivindicación del "derecho a la salud reproductiva").


La verdad: En la actualidad junto a las reivindicaciones feministas están otras ideologías que, como la del género, auspician la libertad de "hacer" y "ser" sexualmente lo que a cada uno se le ocurra. La idea de considerar el libertinaje sexual como un derecho animaliza al hombre, y lo correcto es comenzar por comprender que esta libertad, como toda libertad, es tal en la medida en que se desarrolla dentro de ciertos límites. El placer sexual en sí no es malo. Lo que sí es grave es llegar a matar a una persona concebida como fruto de un acto sexual irresponsable.


El acto sexual, como cualquier otro acto humano, debe ser responsable. Engendrado/a el hijo o hija, la madre y el padre no son libres de hacer con él o ella lo que quieran, sino que deben asumir sus responsabilidades. Pensar que la mujer puede disponer de su cuerpo y del niño o niña procreado/a a su libre arbitrio nos lleva a un triste proceso de animalización, donde se pierde conciencia de que el cuerpo o la persona no son una cosa, y su dignidad es lo que los hace indisponibles.


Mentira N° 5: La ley debe respetar las costumbres, y como el aborto se ha convertido en una costumbre, debe por tanto ser legalizado.


La verdad: La reiteración de un hecho no legitima el acto, ni mucho menos justifica eliminar por ese solo hecho la ley prohibitiva. Así, porque existan muchas personas que defrauden al fisco, ello no justifica que se eliminen los impuestos. En este sentido, porque en una sociedad existan muchos abortos a pesar de estar prohibidos, ello no justifica eliminar la prohibición. Quizás lo que haga falta es regular el tema con mayor rigor, y cuestionar a las autoridades que no hacen respetar las normas.


Mentira N° 6: El aborto debe ser legal, porque todo niño debe ser deseado.


La verdad: El "deseo" o "no deseo" no afecta en nada la dignidad y el valor intrínseco de una persona. El niño no es una cosa sobre cuyo valor puede decidir otro de acuerdo a su estado de ánimo. El que una mujer no esté contenta con su embarazo durante los primeros meses, no indica que esta misma mujer no vaya a amar a su bebé una vez nacido.


Mentira N° 7: El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo.


La verdad: El sentido común y la ciencia moderna reconocen que en un embarazo hay dos vidas y dos cuerpos. Dado que el sexo se determina cromosómicamente en la concepción y más o menos la mitad de los que son abortados son "seres humanos femeninos", obviamente no toda mujer tiene derecho a controlar su propio cuerpo. La mujer estaría decidiendo no sobre su propio cuerpo, sino sobre el de un ser que no es ella, aunque esté temporalmente dentro de ella.


Mentira N° 8: Con la legalización del aborto, se terminarán los abortos clandestinos y se evitarán muertes maternas.


La verdad: Las estadísticas en los países "desarrollados" demuestran que esto no es así. Dado que la gran mayoría de abortos no son por un motivo sentimental, terapéutico o eugenésico, sino por un embarazo considerado "vergonzoso", no es extraño que la mujer –especialmente si es joven o adolescente– busque igualmente métodos abortivos clandestinos, por la sencilla razón de que una ley, aunque quite la pena legal, no quita la vergüenza y el deseo de ocultamiento.




Fuente: http://www.lacorriente.com/  (La Corriente del Espiritu)