PARA LEER Y TENER EN CUENTA


DECLARACIONES DEL DIPUTADO NACIONAL HUGO RODOLFO ACUÑA





En el conocido programa “Después de todo”, conducido por el periodista Jorge Lanata, el Diputado Nacional Dr. Hugo Rodolfo Acuña instó a la ciudadanía y sus organizaciones para que participen del debate sobre el matrimonio homosexual, haciendo oír su voz.


Con el objetivo de generar un debate amplio, en un clima de profundo respeto, hizo una convocatoria pública a todos aquellos sectores que todavía no pudieron expresarse y no se sienten representados por quienes aparecen manifestándose a favor de los proyectos por los distintos medios.



En esta marco presentó una nota a las presidentas de las comisiones de “Legislación General” y “Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia”, acompañado por la firma de otros diputados, solicitando la convocatoria a “otras organizaciones que conciben al matrimonio tal cual lo expresa el código civil, como la unión entre un hombre y una mujer, y que aún desean expresarse”.


En esa misma nota señala que “como Diputados de la Nación, representantes del Pueblo y con poder delegado por el Pueblo, ante un tema tan complejo que toca lo más profundo de las raíces de las personas y también principios, derechos, emociones y espiritualidad, no podemos actuar y decidir con ligereza y parcialidad”.


El legislador neuquino ya adelantó su postura contraria a los proyectos, argumentando que el matrimonio, como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se complementan para la transmisión y cuidado de la vida, es una institución de orden natural previa al derecho positivo y, por lo tanto, no es susceptible de ser modificada por legislación alguna.


Igualmente esta realidad está sostenida también por diversos Tratados Internacionales que tienen jerarquía constitucional. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 23, inciso 2, dice: “Se reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen edad para ello”. La Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 16, inciso 1, ya se había manifestado en el mismo sentido. Estos mismos Tratados Internacionales, y otros, y así también nuestra Constitución Nacional, se expresan a favor de la protección integral de la familia como elemento natural y fundamental de la sociedad. El concepto de familia está basado en un matrimonio monogámico y heterosexual.


No podemos dejar de tener en cuenta que equiparar las uniones homosexuales con el matrimonio civil incluye la posibilidad de adoptar. Por esa razón hay que conocer las consecuencias y efectos que la homoparentalidad ejerce en el desarrollo psicoafectivo de niños y niñas. La familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, según establece actualmente nuestro Código Civil, es el medio natural para el crecimiento, bienestar y desarrollo armónico y sano de niños y niñas.


Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político. La importancia decisiva del matrimonio entre hombre y mujer es hoy científicamente incuestionable. Quien pese a estos datos, y en franca violación a nuestra legislación vigente, decida ir en contra del bienestar social y del especial interés superior de niños y niñas, poniendo en riesgo el tejido social, no hará más que perfilarse como único responsable de sus nefastas y previsibles consecuencias.



Diputado de la Nación Dr. Hugo R. Acuña