TIEMPO DE PASCUA
¿QUE ES PASCUA Y QUE SIGNIFICA?


La pascua es la fiesta principal y mas antigua de los cristianos.
Pero comencemos por el principio.


La Pascua fue establecida por Dios para el pueblo judío. Los israelitas fueron esclavos de Egipto durante más de cuatrocientos años, en los cuales sirvieron a los egipcios con dura servidumbre (Éxodo 1:13-14).

Dios habiendo escuchado el clamor de ellos por su liberación, levantó a Moisés como líder del pueblo para que fuera ante faraón y le dijera: “deja ir a mi pueblo” (Éxodo 5:1). Faraón no quiso dejar ir al pueblo, así que Dios por medio de Moisés, envió 10 plagas sobre el pueblo egipcio (Éxodo capítulos 7-12); la última fue la muerte de los primogénitos, tanto de hombres como de animales. Antes de enviar esta plaga, Dios dijo al pueblo de Israel que se preparara para salir de Egipto

Moisés entonces ordenó al pueblo que se hiciera así, como Dios lo había dicho. Esa noche el pueblo de Israel sacrificó los corderos, untó la sangre en la parte superior de la puerta y en los postes, asaron la carne al fuego y la comieron.

A la media noche de ese día, Dios hirió a todo primogénito de los egipcios, de los hombres desde de la casa de Faraón hasta la casa de los prisioneros y de todas las bestias, y murieron, así que presionaban a los israelitas para que salieran. (Éxodo 12:29-33).

 Ese día fue la Pascua para el pueblo judío.

El término “pascua”, viene del hebreo pesaj, que significa “saltar por encima”, “pasar de largo” o “perdonar”. Así que por la sangre del cordero sacrificado a los israelitas se les perdonó el juicio de muerte.




Cristo, nuestro cordero pascual

La cruz de Cristo en el Calvario llegó a ser nuestro sustituto. ¿Por qué hemos de morir? El ángel de la muerte nunca nos tocará si,  por la fe en la sangre de Jesús, lo aceptamos como nuestro cordero pascual.

“Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros” (1 Corintios 5.7).  Al decir que fue “por nosotros” quiere significar que fue en nuestro lugar.

Sin Cristo, ciertamente recibiríamos la muerte.

Con su sangre derramada sobre la puerta de nuestros corazones, estamos seguros.
 

¡Qué sustituto maravillo