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UNA VOZ QUE SE HACE OÍR


Entrevista al Pr. Rubén Proietti sobre postura evangélica respecto a matrimonio homosexual


Por lo general, las comunidades evangélicas no muestran un alto protagonismo público, a pesar de tener una enorme fuerza social y a ser un grupo a tener en cuenta en cuanto a temas propiamente religiosos.


Pero la posibilidad de reforma de la legislación para permitir el casamiento entre personas de un mismo sexo evidentemente ha tocado una fibra muy importante de esta comunidad religiosa en particular. “Por un matrimonio con papá y mamá”, fue la consigna de la convocatoria organizada por la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas y la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal.


Hablamos del tema con uno de sus más importantes dirigentes, el pastor Rubén Proietti, líder de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA).

Noticias & Protagonistas: ¿A qué se debe la movilización en contra de la reforma legislativa que permitiría el casamiento entre personas de un mismo sexo?


Pastor Rubén Proietti: Es que nosotros, al igual que los católicos, los judíos y la mayoría del abanico de la religiosidad, predicamos que la familia es fundamental para el ser humano; ese es un tema muy cercano a nuestro corazón. Por eso ya en abril realizamos la primera manifestación espontánea de la civilidad; y la llamamos así porque uno de los elementos que utilizan para atacarnos y descalificar nuestras acciones es el del fundamentalismo religioso. Entonces fue una acción que realizamos como ciudadanos; no es como pastor que les hablo sino como un simple ciudadano argentino. En nuestro país existe una Constitución, un Código que es igual para todos, independientemente de los credos que profesemos, y en la gran mayoría los argentinos creemos en el matrimonio como la unión de un hombre con una mujer.


N&P: Hay un grupo de senadores que propuso llevar el debate al interior del país. ¿Ustedes tienen pensado expresarse en las diferentes provincias?


R.P: Sí, pensamos manifestarnos en diferentes lugares del país pero participando en los debates, no realizando manifestaciones. A nosotros nos preocupaba que la media sanción en Diputados saliera aprobada entre gallos y medianoche; nosotros como Iglesia hemos reaccionado tarde y pedimos disculpas por ello. Pero ahora, a la Cámara de Senadores le pedimos que se abra el debate para realizar lo que no se pudo hacer en Diputados. Además, después de la manifestación del otro día, entregamos un documento a los senadores en el que le pedimos un plebiscito.


N&P: La ciudad de Buenos Aires, como toda ciudad grande, permite al colectivo gay tener una suerte de refugio del que carecen en las poblaciones más pequeñas. El movimiento homosexual es mucho más fuerte allí que en las provincias del interior del país.


R.P: Es verdad que en Capital Federal pueden llevar una vida más fácil que en una ciudad del interior del país, y están en todo su derecho. No tenemos nada contra la persona del homosexual, la lesbiana o del colectivo sexual en general. Nosotros predicamos el amor a Dios y nuestra acción social siempre estuvo apegada al corazón y la necesidad de la gente. Sabemos que en muchos de ellos existe una incomodidad por el estado en el que viven y nosotros queremos contribuir. No luchamos contra ellos, pero no nos parece adecuado alterar el fundamento de lo que es el matrimonio por casos particulares.


N&P: ¿Ustedes estarían de acuerdo con la aprobación de una ley que habilitara la unión civil y que protegiera el patrimonio construido por dos personas del mismo sexo a partir de años de convivencia?


R.P: No estamos en contra de que estas personas cuenten con todas las coberturas legales que les correspondan. Por favor, eso debe quedar claro: no se les deben cercenar derechos, deben contar con una igualdad legal total. Pero hay una confusión, y es que por querer solucionar la situación de un grupo se realiza un juego de palabras que sensibiliza a la gente y a los medios. Y la gente que está en contra, al vivir sus problemas diarios de inseguridad, falta de dinero y de trabajo, lo deja pasar. Todo lo legal, lo que corresponda, hay que asegurarlo; pero no se puede hablar de matrimonio, porque el código define claramente lo que es y las condiciones para realizarlo.


N&P: Ustedes están en contra de que a la unión de personas del mismo sexo se la denomine matrimonio…


R.P: Es que no es un matrimonio. Ellos hablan del amor; del sentimiento entre dos adultos y de los adultos a los niños –por el tema de la adopción-. Sin ir más lejos, el otro día salieron en los medios unos hermanos de sangre que tuvieron un hijo y pedían que los dejaran casarse. Pero el Código Civil es muy claro: no puede haber lazo sanguíneo entre los contrayentes. Si un mayor se enamora de una menor y quiere casarse con ella, el Código le exige el consentimiento del padre. Las leyes determinan claramente cuándo se puede celebrar matrimonio y cuándo no.


N&P: Es importante dejar en claro la visión de las iglesias evangélicas sobre este tema. ¿Qué opinan de la posición de quienes piden la realización de una consulta popular?


R.P: Supongamos que se realice una consulta y que la mayoría acepte el matrimonio gay. Nosotros no vamos a realizar ninguna manifestación, no vamos a salir a tirar piedras, ni nos vamos a ir del país, nada de eso. Otra vez debo remarcar que el Dios que nos creó nos dio también libre albedrío. Creemos en la libertad de la gente. Muchos dicen que hacemos proselitismo, pero no es así.


N&P: ¿Y qué sucede con los legisladores que se dicen cristianos pero se muestran a favor de esta ley?


R.P: Yo comentaba que la diputada Gil Lozano se manifestó cristiana y heterosexual, pero aseguró que la ley, tal como está hoy, es limitativa –yo estaba presente en la sala en ese momento-. Manifestó que era limitativa porque exigía que los contrayentes fueran dos personas de diferente sexo. Ella afirmaba que podrían ser personas del mismo sexo, o ser más de dos personas, lo que permitiría una poligamia, y después aseguró que el acto sexual no tenía por qué satisfacerse sólo dentro del matrimonio. Hasta llegó a afirmar que si una persona quería mantener relaciones con un perro y si el perro lo consiente, no se lo pueden impedir. Esto está en la versión taquigráfica, no piensen que estoy loco. Yo pedí que por favor dejen de confundir a la gente. No hay por qué decirse cristiano si uno no lo es.


N&P: Los de la diputada no parecen argumentos muy cristianos…


R.P: Es que la palabra lo define: la Biblia dice que cristiano es el seguidor de Cristo. Entonces ella, como tal, no puede decir semejante barbaridad. Siguiendo con el tema, Lilita Carrió también se puso a hablar en su calidad de cristiana y tuvo la osadía de utilizar la Biblia sin conocerla. No lo digo como evangélico; cualquier católico o judío le diría que Carrió no conoce el Antiguo Testamento. Entonces no se pueden llamar cristianos. Lo mismo sucede cuando juran sobre los Santos Evangelios, pero después muestran que no tienen temor de Dios. Nosotros oramos por ellos porque la Biblia ordena velar por los gobernantes, a los que llama servidores de la gente puestos por Dios. Por eso es que no pueden hacer lo que se les venga en ganas. En este momento reina el juego de palabras y la confusión, y a nosotros nos gustan las cosas derechas.




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