¿QUE ESTA SUCEDIENDO EN NUESTRA SOCIEDAD?

¿ATAQUES CONTRA LA LIBERTAD RELIGIOSA?



Hace pocos días se inauguró el Monumento a la Biblia en la Plaza Sáenz Peña de Paraná, Entre Ríos. El acto estuvo encabezado por autoridades del gobierno, y representantes de las iglesias cristianas evangélicas y católicas.

La presencia de la Biblia en un sector tan público de la Ciudad, se erigió como testimonio del Libro que da sustento, base y punto de partida a nuestra Constitución Nacional.

 Monumento a la Biblia manchado con pintura negra
DÍAS DESPUÉS, en un acto de vandalismo, el Monumento apareció ultrajado, con pintadas que proclamaban: “basta de símbolos religiosos en espacios públicos”.

Paradójicamente o no, el martes pasado se debatió el Proyecto de Ley “para retirar los símbolos religiosos de los edificios públicos de la Ciudad de Buenos Aires”. El evento tuvo lugar en la Asociación de Abogados de Buenos Aires (AABA), y contó con la presencia de abogados, laicos, diputados promotores del Proyecto y un pastor de la Ciudad de Buenos Aires (no participó en representación del Consejo Pastoral de la Ciudad de Buenos Aires y tampoco en representación de ACIERA).

¿Qué se esconde detrás de esta nueva realidad que parece aflorar en la Argentina?

Meses atrás, en la Ciudad neuquina de Plottier, jóvenes cristianos fueron sancionados con suspensión a clases por su Director, por orar en forma pública en los recreos. Ante el reclamo de un sector de la iglesia evangélica (encabezado por algunos pastores locales, la Convención Bautista y ACIERA), el directivo fue removido de su cargo. Posteriormente, por reclamos del sector gremial docente, se debió llegar al acuerdo de restituir al docente en su cargo, a la vez que se afirmo la libertad de los jóvenes de orar en forma respetuosa, en uso de sus plenas libertades religiosas y de expresión.

Existe un sector de la sociedad que pretende avanzar decididamente a favor del concepto de “laicismo total”, donde uno de los pilares fundamentales de la ideología radica en reconstruir una sociedad sin Dios y sin religión, o por lo menos, sin religión cristiana.

Prácticamente, los sectores cristianos tradicionales y modernos, son cuestionados fuertemente por los sostenedores de la ideología de género, el secularismo ateo, y aquellos que rechazan de plano la cultura cristiana, en pro de una nueva construcción social posmoderna.

Es natural que, a su turno, todos los cimientos de los valores cristianos, como el sustento de su Fe (la Biblia); la base de su organización social (la familia heterosexual); y su adoración (el culto a Jesucristo); están siendo directamente cuestionados y calificados de obsoletos y arcaicos, a la vez que con toda convicción se intenta reemplazarlos con los componentes posmodernos de “una nueva organización social”.

Atentos a esta lectura de la realidad, es que intentamos comprender estos últimos acontecimientos.

El retiro de los símbolos religiosos tiene sentido, toda vez que en una sociedad plural, todas las expresiones religiosas tienen libertad y derechos de ocupar un lugar en un espacio público, y como es fácticamente imposible dar lugar a todos, es razonable que se opte por no dar lugar a ninguno. Los cristianos evangélicos que nos oponemos a la adoración de imágenes convencionales, nada tenemos que ver con la presencia de estas en edificios públicos. Se entiende. Pero de ahí, a entablar una disputa con la iglesia católica que sí fomenta las imágenes, existe un abismo de distancia. Porque creemos que el evangelio y su Verdad no se imponen, sino que se ofrecen como la mejor opción de vida.

Las rutas argentinas están superpobladas de “altares” al gauchito Gil y otros paganismos. Oramos para que Dios ilumine las mentes del pueblo argentino, para que dando la espalda a la idolatría, busque a Jesucristo como único y suficiente Salvador de la humanidad. De ahí, a organizarse para atentar contra estos “altares”, radica la distancia entre respeto y violencia.

En cambio, este “laicismo” que queda evidenciado en los últimos acontecimientos, está definido por una creciente violencia y una búsqueda hegemónica de borrar las bases cristianas de la sociedad en la Argentina y a nivel global, por supuesto.

Es al menos preocupante que los organismos de derechos humanos, aquellos defensores de las libertades individuales, de las minorías y garantes en la lucha contra “toda forma de discriminación”, no encabecen la defensa de las libertades religiosas, de las libertades de las minorías religiosas y que no se manifiesten enfáticamente EN CONTRA de hechos tan vandálicos y violentos como la agresión contra las expresiones de la Fe de muchos argentinos. Paradójicamente, la fe cristiana, según estadísticas de los entes del Estado, representa a más del 90 % de los argentinos. Y así fuera una minúscula minoría, aplicaría el mismo concepto.

Desde ACIERA reclamamos la más enfática defensa de la libertad religiosa en la Argentina. Sostenemos la lucha a favor de la IGUALDAD de los credos en nuestra Nación y repudiamos CON TODO ÉNFASIS el más mínimo hecho de violencia contra cualquier expresión de la fe cristiana en la Argentina.

Asimismo, convocamos al pueblo a conocer a Jesucristo, a entablar una relación personal con Él, no como un líder religioso, sino como la persona que vino a buscarnos y a salvarnos, y experimentar su Paz, su Gozo y su Salvación en la vida cotidiana.

Por el Consejo Directivo de ACIERA:

Lic. Gastón Bruno
   Vicepresidente                                                      Pr.Rubén Proietti
                                                                                        Presidente